Sentarme a escribir acá es como entrar a una casa abandonada, en esas que tienen los muebles cubiertos con sábanas y telarañas por todas partes.
Por lo general no me gusta autovisitarme. Tal vez porque las cosas que escribo tienen fecha de caducidad muy rápida y algunas no me gusta leerlas- de ahí también viene la compulsión de evitar escribir cuestiones personales. Hace tiempo ya dejé de escribir mails largos, la falta de práctica y la costumbre de sintetizar me hacen pensar que sería un abuso de mi parte obligar a alguien a leerme media hora. Tal vez porque mi autoafirmación personal ya no pase por lo que pienso y cómo lo digo, quién sabe. Aunque cómo lo digo es cómo lo hablo, yo hablo mientras escribo, le doy pausas.
Estuve leyendo muchos blogs en este último tiempo. Por lo general me pasa lo mismo que en las clases de proyectual cuando nos hacen colgar los trabajos en las paredes: siempre hay algo hecho que me gusta más que lo propio. Es como esas cosas que te negás a mirar o leer porque pensás que el simple hecho de haberlo visto significa que no lo vas a poder hacer. De hecho no sabés si alguna vez serías realmente capaz de siquiera pensarlo, pero por las dudas no te arriesgás a verlo porque significaría condenarte para siempre.
Bueno, con el tiempo voy descubriendo que en general me interesa leer todo. Excepto blogs de los cuales no me interesa la temática (ej: informática), la mayoría de las cosas que escribe la gente me parece muy valorable. Espero no estar perdiendo el juicio.
Otra cosa que pensaba es el tiempo que se invierte escribiendo. En lo volátil de esto, que con una simple tecla de delete podés hacer desaparecer años de escritura, como los dilemas que implica vaciar una casilla de mail. En tal caso, escribir media hora para que el día en que se te llena la casilla agarrás y le mandás el eliminar.
Puede que sea mucho más simple y llevadero vivir con las leyes que esto nos ofrece. Como la semana pasada que borré una carpeta entera que había perdido vigencia sabiendo que el límite entre lo real y lo ficticio lo establece cada cual.
Hace 14 años
4 comentarios:
Esa pequeña locura contemporànea de comenzar un cambio por un corte de pelo y borrar todos los mails con esa personita que te rompiò el bocho las neuronas en filetes.
Sì, lo real, lo que no lo es. Salir a la calle, laburar y estudiar, al fin y al cabo, ¿es real?
Abrazo Flor, bienvenida al viaje de la locura existencialista.
Me parece que uno de los males más grandes de estos momentos que transcurrimos justamente es no saber expresarse... y de alguna manera hay que canalizar.
De todas maneras, el posteo no buscaba ser melancólico, todo lo contrario. Creo que aferrarse a cosas del pasado es negarse a asumir que el tiempo pasa, y las formas de concebir las cosas también van mutando.
Borrar un mail, una carpeta de word, o cualquier cosa que dejó de cumplir una función es un acto simbólico. Es mi corte de pelo.
Es como ponerse un límite. Limitar la fantasía y ponerse de cara a la realidad e intentar comprenderla como se nos presenta.
No es nada tan terrible. Cada tanto hay que vaciar los cajones (haciendo referencia al posteo de tu blog)- más que nada porque llega un punto en que se hacen muy pesados.
-igual me pareció buena la frase de neuronas en filetes-
saludos!
pd: no quiero ser existencialista, me cansé de darle vuelta a todo. ser o no ser y punto.
Si, a veces es mejor dejar de paranoiquearse tanto. Abrir los paracaídas de un saque y saltar en la vibra del aire.
Volamos un rato, Florcita?
come fly with me
con días así ni da quejarse, la verdad-.
Publicar un comentario