Hace 15 años
miércoles, 26 de agosto de 2009
miércoles, 19 de agosto de 2009
Lo primero es la familia
lunes, 17 de agosto de 2009
El Secreto, no tan secreto
Me lo recomendaron mis primos. Me atrevo a dejar un link acá sin saber en qué me estoy metiendo. Veremos...
miércoles, 12 de agosto de 2009
domingo, 2 de agosto de 2009
Telarañas
Sentarme a escribir acá es como entrar a una casa abandonada, en esas que tienen los muebles cubiertos con sábanas y telarañas por todas partes.
Por lo general no me gusta autovisitarme. Tal vez porque las cosas que escribo tienen fecha de caducidad muy rápida y algunas no me gusta leerlas- de ahí también viene la compulsión de evitar escribir cuestiones personales. Hace tiempo ya dejé de escribir mails largos, la falta de práctica y la costumbre de sintetizar me hacen pensar que sería un abuso de mi parte obligar a alguien a leerme media hora. Tal vez porque mi autoafirmación personal ya no pase por lo que pienso y cómo lo digo, quién sabe. Aunque cómo lo digo es cómo lo hablo, yo hablo mientras escribo, le doy pausas.
Estuve leyendo muchos blogs en este último tiempo. Por lo general me pasa lo mismo que en las clases de proyectual cuando nos hacen colgar los trabajos en las paredes: siempre hay algo hecho que me gusta más que lo propio. Es como esas cosas que te negás a mirar o leer porque pensás que el simple hecho de haberlo visto significa que no lo vas a poder hacer. De hecho no sabés si alguna vez serías realmente capaz de siquiera pensarlo, pero por las dudas no te arriesgás a verlo porque significaría condenarte para siempre.
Bueno, con el tiempo voy descubriendo que en general me interesa leer todo. Excepto blogs de los cuales no me interesa la temática (ej: informática), la mayoría de las cosas que escribe la gente me parece muy valorable. Espero no estar perdiendo el juicio.
Otra cosa que pensaba es el tiempo que se invierte escribiendo. En lo volátil de esto, que con una simple tecla de delete podés hacer desaparecer años de escritura, como los dilemas que implica vaciar una casilla de mail. En tal caso, escribir media hora para que el día en que se te llena la casilla agarrás y le mandás el eliminar.
Puede que sea mucho más simple y llevadero vivir con las leyes que esto nos ofrece. Como la semana pasada que borré una carpeta entera que había perdido vigencia sabiendo que el límite entre lo real y lo ficticio lo establece cada cual.
Por lo general no me gusta autovisitarme. Tal vez porque las cosas que escribo tienen fecha de caducidad muy rápida y algunas no me gusta leerlas- de ahí también viene la compulsión de evitar escribir cuestiones personales. Hace tiempo ya dejé de escribir mails largos, la falta de práctica y la costumbre de sintetizar me hacen pensar que sería un abuso de mi parte obligar a alguien a leerme media hora. Tal vez porque mi autoafirmación personal ya no pase por lo que pienso y cómo lo digo, quién sabe. Aunque cómo lo digo es cómo lo hablo, yo hablo mientras escribo, le doy pausas.
Estuve leyendo muchos blogs en este último tiempo. Por lo general me pasa lo mismo que en las clases de proyectual cuando nos hacen colgar los trabajos en las paredes: siempre hay algo hecho que me gusta más que lo propio. Es como esas cosas que te negás a mirar o leer porque pensás que el simple hecho de haberlo visto significa que no lo vas a poder hacer. De hecho no sabés si alguna vez serías realmente capaz de siquiera pensarlo, pero por las dudas no te arriesgás a verlo porque significaría condenarte para siempre.
Bueno, con el tiempo voy descubriendo que en general me interesa leer todo. Excepto blogs de los cuales no me interesa la temática (ej: informática), la mayoría de las cosas que escribe la gente me parece muy valorable. Espero no estar perdiendo el juicio.
Otra cosa que pensaba es el tiempo que se invierte escribiendo. En lo volátil de esto, que con una simple tecla de delete podés hacer desaparecer años de escritura, como los dilemas que implica vaciar una casilla de mail. En tal caso, escribir media hora para que el día en que se te llena la casilla agarrás y le mandás el eliminar.
Puede que sea mucho más simple y llevadero vivir con las leyes que esto nos ofrece. Como la semana pasada que borré una carpeta entera que había perdido vigencia sabiendo que el límite entre lo real y lo ficticio lo establece cada cual.
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