jueves, 30 de octubre de 2008

Del bloque emo

Hay días que son particularmente raros. No sé si sea la ansiedad o qué, pero estoy durmiendo horrible. Lo mismo, tampoco me dan ganas de dormir, ni comer, ni nada. Alguien decía que ya vamos a tener tiempo de sobra para dormir, y podría quejarme de tener que estar todo el día encerrada en el cuarto escribiendo, pero tampoco tengo ganas de quejarme. Supongo que se resume a tener alguna razón para levantarse y nada más.
También hay veces en las que por un momento me pongo a pensar en todas esas cosas que me dan miedo. Ahí es cuando caigo y asumo mi vulnerabilidad, como si tuviera la necesidad de ser inmortal y, egoístamente, imprescindible.
Anoche me dormí llorando, lógicamente hoy estoy de pésimo humor.

martes, 21 de octubre de 2008

Rayuela

Libro eternamente postergado, primero porque era chica para entender algunas cosas, después porque no tenía tiempo.
La cabeza la tengo resaturada pasando y traduciendo discursos de Bush, así que para evitar un daño mayor a mi cerebro, di una repasada a mi biblioteca y lo agarré para cuando me aburro.
Acá pego dos capítulos que me gustaron muchísimo, esperando que se tienten a conseguir una copia y sigan la historia.

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Los perfumes, los himnos órficos, las algalias en primera y en segunda
acepción... Aquí olés a sardónica. Aquí a crisoprasio. Aquí, esperá un poco,
aquí es como perejil pero apenas, un pedacito perdido en una piel de gamuza.
Aquí empezás a oler a vos misma. Qué raro, verdad, que una mujer no pueda
olerse como la huele el hombre. Aquí exactamente. No te muevas, dejame. Olés
a jalea real, a miel en un pote de tabaco, a algas aunque sea tópico decirlo.
Hay tantas algas, la Maga olía a algas frescas, arrancadas al último vaivén
del mar. A la ola misma. Ciertos días el olor a alga se mezclaba con una
cadencia más espesa, entonces yo tenía que apelar a la perversidad — pero era
una perversidad palatina, entendé, un lujo de bulgaróctono, de senescal
rodeado de obediencia nocturna— , para acercar los labios a los suyos, tocar
con la lengua esa ligera llama rosa que titilaba rodeada de sombra, y
después, como hago ahora con vos, le iba apartando muy despacio los muslos,
la tendía un poco de lado y la respiraba interminablemente, sintiendo cómo su
mano, sin que yo se lo pidiera, empezaba a desgajarme de mí mismo como la
llama empieza a arrancar sus topacios de un papel de diario arrugado.
Entonces cesaban los perfumes, maravillosamente cesaban y todo era sabor,
mordedura, jugos esenciales que corrían por la boca, la caída en esa sombra,
the primeval darkness, el cubo de la rueda de los orígenes. Sí, en el
instante de la animalidad más agachada, más cerca de la excreción y sus
aparatos indescriptibles, ahí se dibujan las figuras iniciales y finales, ahí
en la caverna viscosa de tus alivios cotidianos está temblando Aldebarán,
saltan los genes y las constelaciones, todo se resume alfa y omega, coquille,
cunt, concha, con, coño, milenio, Armagedón, terramicina, oh callate, no
empecés allá arriba tus apariencias despreciables, tus fáciles espejos. Qué
silencio tu piel, qué abismos donde ruedan dados de esmeralda, cínifes y
fénices y cráteres...

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Ahora se daba cuenta de que en los momentos mas altos del deseo no había
sabido meter la cabeza en la cresta de la ola y pasar a través del fragor
fabuloso de la sangre. Querer a la Maga había sido como un rito del que ya no
se esperaba la iluminación; palabras y actos se habían sucedido con una
inventiva monotonía, una danza de tarántulas sobre un piso lunado, una
viscosa y prolongada manipulación de ecos. Y todo el tiempo él había esperado
de esa alegre embriaguez algo como un despertar, un ver mejor lo que lo
circundaba, ya fueran los papeles pintados de los hoteles o las razones de
cualquiera de sus actos, sin querer comprender que limitarse a esperar abolía
toda posibilidad real, como si por adelantado se condenara a un presente
estrecho y nimio. Había pasado de la Maga a Pola en un solo acto, sin ofender
a la Maga ni ofenderse, sin molestarse en acariciar la rosada oreja de Pola
con el nombre excitante de la Maga. Fracasar en Pola era la repetición de
innúmeros fracasos, un juego que se pierde al final pero que ha sido bello
jugar, mientras que de la Maga empezaba a salirse resentido, con una
conciencia de sarro y un pucho oliendo a madrugada en un rincón de la boca.
Por eso llevó a Pola al mismo sitio hotel de la rue Valette, encontraron a la
misma vieja que los saludó comprensivamente, qué otra cosa se podía hacer con
ese sucio tiempo. Seguía oliendo a blando, a sopa, pero habían limpiado la
mancha azul en la alfombra y había sitio para nuevas manchas.
— ¿Por qué aquí? — dijo Pola, sorprendido. Miraba el cobertor amarillo, la
pieza apagada y mohosa, la pantalla de flecos rosa colgando en lo alto.
— Aquí, o en otra parte...
— Si es por una cuestión de dinero, no había más que decirlo, querido.
— Si es por una cuestión de asco, no hay más que mandarse mudar, tesoro.
— No me da asco. Es feo, simplemente. A lo mejor...
Le había sonreído, como si tratara de comprender. A lo mejor... Su mano
encontró la de Oliveira cuando al mismo tiempo se agachaban para levantar el
cobertor. Toda esa tarde él asistió otra vez, una vez más, una de tantas
veces más, testigo irónico y conmovido de su propio cuerpo, a las sorpresas,
los encantos y las decepciones de la ceremonia. Habituado sin saberlo a los
ritmos de la Maga, de pronto un nuevo mar, un diferente oleaje lo arrancaba a
los automatismos, lo confrontaba, parecía denunciar oscuramente su soledad
enredada de simulacros. Encanto y desencanto de pasar de una boca a otra, de
buscar con los ojos cerrados un cuello donde la mano ha dormido recogida, y
sentir que la curva es diferente, una base más espesa, no tendón que se
crispa brevemente con el esfuerzo de incorporarse para besar o morder. Cada
momento de su cuerpo frente a un desencuentro delicioso, tener que alargarse
un poco más, o bajar la cabeza para encontrar la boca que antes estaba ahí
tan cerca, acariciar una cadera más ceñida, incitar a una réplica y no
encontrarla, insistir, distraído, hasta darse cuenta de que todo hay que
inventarlo otra vez, que el código no ha sido estatuido, que las claves y las
cifras van a nacer de nuevo, serán diferentes, responderán a otra cosa. El
peso, el olor, el tono de una risa o de una súplica, los tiempos y las
precipitaciones, nada coincide siendo igual, todo nace de nuevo siendo
inmortal, el amor juega a inventarse, huye de sí mismo para volver en su
espiral sobrecogedora, los senos cantan de otro modo, la boca besa más
profundamente o como de lejos, y en un momento donde antes había como cólera
y angustia es ahora el juego puro, el retozo increíble, o al revés, a la hora
en que antes se caía en el sueno, el balbuceo de dulces cosas tontas, ahora
hay una tensión, algo incomunicado pero presente que exige incorporarse, algo
como una rabia insaciable. Sólo el placer en su aletazo último es el mismo;
antes y después el mundo se ha hecho pedazos y hay que nombrarlo de nuevo,
dedo por dedo, labio por labio, sombra por sombra.
La segunda vez fue en la pieza de Pola, en la rue Dauphine. Si algunas
frases habían podido darle una idea de lo que iba a encontrar, la realidad
fue mucho más allá de lo imaginable. Todo estaba en su lugar y había un lugar
para cada cosa. La historia del arte contemporáneo se inscribía módicamente
en tarjetas postales: un Klee, un Poliakoff, un Picasso (ya con cierta
condescendencia bondadosa), un Manessier y un Fautrier. Clavados
artísticamente, con un buen cálculo de distancias. En pequeña escala ni el
David de la Signoria molesta. Una botella de pernod y otra de coñac. En la
cama un poncho mexicano. Pola tocaba a veces la guitarra, recuerdo de un amor
de altiplanicies. En su pieza se parecía a Michèle Morgan, pero era
resueltamente morocha. Dos estantes de libros incluían el cuarteto
alejandrino de Durreli, muy leído y anotado, traducciones de Dylan Thomas
manchadas de rouge, números de Two Cities, Christiane Rochefort, Blondin,
Sarraute (sin cortar) y algunas NRF. El resto gravitaba en torno a la cama,
donde Pola lloró un rato mientras se acordaba de una amiga suicida (fotos, la
página arrancada a un diario intimo, una flor seca). Después a Oliveira no le
pareció extraño que Pola se mostrara perversa, que fuese la primera en abrir
el camino a las complacencias, que la noche los encontrara como tirados en
una playa donde la arena va cediendo lentamente al agua llena de algas. Fue
la primera vez que la llamó Pola Paris, por jugar, y que a ella le gustó y lo
repitió, y le mordió la boca murmurando Pola París, como si asumiera el
nombre y quisiera merecerlo, polo de París, París de Pola, la luz verdosa del
neón encendiéndose y apagándose contra la cortina de rafia amarilla, Pola
París, Pola París, la ciudad desnuda con el sexo acordado a la palpitación de
la cortina, Pola París, Pola París, cada vez más suya, senos sin sorpresa, la
curva del vientre exactamente recorrida por la caricia, sin el ligero
desconcierto al llegar al límite antes o después, boca ya encontrada y
definida, lengua más pequeña y más aguda, saliva más parca, dientes sin filo,
labios que se abrían para que él le tocara las encías, entrara y recorriera
cada repliegue tibio donde se olía un poco el coñac y el tabaco.

domingo, 19 de octubre de 2008

El blog negro

Negro, de oculto.
Sólo voy a postear estos, que son zarpados pero zafan. Bendito el gmail que me hizo encontrar mi blog abandonado.

sábado 24 de febrero de 2007
B-
Yo jamás podría tener dudas referentes a mi identidad de género. Eso lo sé porque no me excita cuando a una mujer se le notan los pezones, pero me encanta ver a un hombre al que se le nota cuando la tiene parada.No sé, el hombre potencialmente atractivo tiene esa cosa tan de macho, tan de "me llevo el mundo por delante" que rara vez se percibe en la mujer. Desde las manos, la postura, la espalda, el culo tan perfecto: definitivamente tienen mejor culo que nosotras.En la facultad hace 1 año mis compañeras un poco más avanzadas en edad hablaban de estrategias para medir el tamaño de sus pitos. Aparentemente es un campo más que interesante para volcar el conocimiento hasta el momento no descubierto por mí. Digamos que mi ojo no está capacitado para adivinar por mirar el bulto del pantalón, y tampoco es una tarea que considere tan necesaria. En el arte de la seducción hay sutilezas que se van a la mierda si te pescan mirando por aquellas zonas. A no ser que sea tan pajero como nosotras.Y el tamaño tampoco importa tanto, si no saben hacer sexo oral como corresponde.

UNA GUÍA PRÁCTICA
La vagina mide aproximadamente 8 cm de profundidad con un diámetro de 2 cm cuando no se encuentra sexualmente estimulada, pero cuando sí lo está, la profundidad puede crecer hasta 10.5 cm y el diámetro 6 cm. El clítoris es la parte visible de una estrcutura que forma una "Y" debajo de los labios mayores y entre los menores. Es por mucho, la parte más excitable de la mujer pero la más difícil de encontrar. El hombre que logre perfeccionar su técnica esn esta área logrará que su mujer no lo olvide nunca. El himen es más fácil de romper de lo que imaguinas, mide en promedio de 0.125 a 0.25 cm de espesor. Ni te preocupes en encontrarlo porque probablemente nunca lo hagas.Muchas mujeres prefieren el cunnilingus o la estimulación vaginal con los dedos, a la penetración. Tómalo en cuenta y descubre qué es lo que la vuelve loca. El sabor amargo que sientes en la vagina no es otra cosa que un compuesto de ácido láctico y bacterias que recorren las paredes vaginales debido a la acidez del pH. Aproximadamente la mitad de las mujeres que tienen un orgasmo, segregan un fluido de color claro y sin olor, la contraprte femenina del semen. El pene ha evolucionado de tal forma para adaptarse al tamaño de la vagina, que prácticamente detuvo su crecimiento. Si eres de esos que lo tienen "pequeño" puedes culpar a la evolución. El orgasmo de la mujer dura aproximadamente 20 segundos.

Tips para que seas un experto en estimulación bucal de la vagina:
-A la mayoría de las mujeres les gusta que la estimulación clitórica se inicie suave y lentamente, progresando gradualmente hacia un poco más de presión.
-Sé delicado pero firme en tus movimientos.
-Acaricia delicadamente de arriba abajo los labios mayores y menores. Hay mujeres que les fascina un movimiento rápido de la lengua sobre su vagina hasta llegar al clítoris.
-Dale un pequeño masaje a base de lamer o succionar, lo que implica un constante cambio de contacto, lo cual impide que la sensación sea demasiado monótona.
- Juega un poco con tu nariz, boca y mentón para brindarle un poco de variedad pero siempre delicadamente.
- Procura tener poca barba, ya que el vello facial les molesta e irrita la vagina.
- Soplar dentro de la vagina puede dañar el útero, pero si lo haces con cuidado y de vez en cuado puede llegar a ser realmente excitante
- Dale besos suaves y tiernos sobre el vello vaginal hasta llegar al interior de la vagina.
- Mordisquea cuidadosamente los labios vaginales.
- Al mismo tiempo que tienes tu lengua en su vagina, acaríciale los pechos, verás que no falla.
- Respira por la nariz cuidadosamente dentro de su vagina al mismo tiempo que recorres sus labios vaginales con la lengua.
-Ten cuidado con introducir en la vagina ciertos productos como la miel, el yogurt o el helado, ya que pueden modificar sus anticuerpos y el aumentar el riesgo de proliferar un virus en su interior.
-Al momento de que la mujer tiene un orgasmo, su clítoris es mucho más sensible, por lo que no es conveniente dirigir inmediatamente la lengua a este órgano para tener sexo oral, ya que la puedes lastimar.
- Lo más importante siempre es tener una actitud comprensiva, cariñosa y sensible. Adáptate a los gustos individuales de cada mujer, descubre que les fascina y cúmpleles.
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jueves 22 de febrero de 2007
A-
Él
Agarra su pistola
La acaricia
manosea
sacude
exprime.
Ella
La mira, se excita.
Juegan a tocarse
Y a cogerse con las manos.
Publicado por F en 16:20 0 comentarios

Recomiendo el blog:
http://victorialoexplicatodo.wordpress.com/

jueves, 16 de octubre de 2008

Mierda.



40 años y tan hermoso-. La música, claro, también.

martes, 7 de octubre de 2008

La entrega de la fecha: Pabellón III

Hoy fui a anotarme para experimentar nuevamente la vida universitaria. Extraño ser estudiante, pero no sólo por el simple hecho de estudiar. Ser estudiante también contempla la posibilidad de abrirse a cosas nuevas, las charlas del bar a la hora del desayuno del primer recreo, qué sé yo. También vivir un poco al límite, ese gustito de llegar con el tiempo justo y proyectar problemas en situaciones que en realidad no tienen tanta importancia relativa.
Lo que voy a hacer a continuación se llama, en mis términos, comparación estimativa. Entran en esta categoría supuestos tomados muy livianamente, cosas de las que no estoy segura pero igual vale la pena comparar a modo de anticipación. O como la mirada que tenés de un lugar cuando sos chica/o y vas después de más grande y resulta ser que era más chiquito, el camino para llegar era otro, y así. Cosa que nunca deja de maravillarme.
Es casi imposible no hacer eso, más que nada si tenés experiencias similares un tanto opuestas. En este caso voy a hablar de lo que sentí después de haber ido a una universidad privada y ahora incursionar en la UBA.
Empiezo por el tema del viaje. Primer punto: estoy recerca y no tengo colectivo que me deje directo. Una lástima, y muchas cuadras a pie, o dos colectivos, o subte y colectivo, o bici, etc. El trayecto sentada dura 15 minutos máximo, cálculo estrictamente personal y a ojo. Me bajé un edificio antes y pregunté a un pibe que caminaba con una carpeta nº6. Era obvio que no soy de ahí, como preguntarle a un dentista qué es un torno. Tampoco tengo porqué saber.
Entré y me pareció un lugar muy frío. Frío sin calefacción, frío de poco acojedor. Muy distinto de aquello que me pareció la primera vez que fui en 2003. En ese entonces todavía no había ido a mi otra facultad, y creo que eso se nota y distorsiona la mirada. Cómo decir... Cuando era más chica la UBA era un lugar idealizado, yo era mucho más radical en la forma de pensar y el Pabellón III me había parecido hermoso. Más que nada la vista desde los pisos más altos.
Pero esta vez me sentí rara, incómoda. La gente de ahí muy poco dispuesta, como si te hicieran un favor al contestar. Podría fingir tener 17 otra vez, pero ahora eso me molesta. Y todos tenemos cuestiones en la cabeza, y todos estamos hartos de un millón de cosas... pero
con esa malísima predisposición se hace más tediosa la existencia de todos. Comentario al márgen: ojalá nunca me toque cursar en el subsuelo, aunque supongo que ahí nos toca a los del cbc. Seró lógico siguiendo la línea: más sufrimiento, más digno de mejores cosas.
Cuando bajaba las escaleras pensaba, cómo será esto de noche?? Es un lugar bastante tenebroso. Sin embargo están muy bien las paredes llenas de dibujos y diseños.
De todas los calificativos y observaciones, lo que más me quedo fue una sensación grande de explusión, ganas de irme. Muchos pensamientos en el colectivo de vuelta, cosas más personales, planteos sobre esa diferencia tan grande de un lugar a otro, las ganas de estar en un contexto en dónde -realmente- uno es nadie. No creo que todo se reduzca a eso, no creo que la vida misma pase por ahí, ni que las personas deban quedarse con esa sola idea. Supongo que tengo mucha suerte de poder compararlo, entendiendo quizás los planteos desde ambas partes sin prejuzgar.
Desde la opinión de mis profesores de la UB, tratándonos como hijos dependientes casi, a la UBA en dónde quizás se entiende el razonamiento de la desigualdad desde el simple contexto, el Pabellón que me invita a irme. Mucha gente por todos lados, cada cual en su historia. Todavía tengo varios retornos antes de empezar a cursar, veremos qué se percibe después. Yo creo que me va a venir muy bien.
Después camino a casa me compré las entradas al Personal Fest que, para mi grata sorpresa, hay una promoción especial comprando el abono. Podría haber sido rata y caminarme hasta el Club Ciudad como pensaba hacer originalmente, pero de todos modos gasté como 50 sopes menos. Una delicia.

miércoles, 1 de octubre de 2008

6-

me gusta verte
si hace mucho frío
la nariz roja

4-

dulce de leche
de tu boca húmeda
rebalsa sabor

3-

un día sabré
vive bajo tu cama
la rata, Marta?

2-

no soy yo sos vos
cuando caminás hablás
puras huevadas

1-

si huele peces
estuvo explorando
por agua dulce

Ahora me dedico a esto

La changa nueva, inventar haikus para el aburrimiento. Para los que no saben qué son - si es que alguien todavía entra en mi blog- http://es.wikipedia.org/wiki/Haiku. Lógicamente, esta es la técnica pero el contenido se maneja en base a las necesidades de quién suscribe.