viernes, 4 de julio de 2008

del por qué NO a la ropa incómoda

Bueno. Resulta ser que desde que no soy más estudiante tengo absoluta libertad de vestirme como se me dá la gana. No es que antes fuera a superproducirme- menos teniendo en cuenta que había días en los que me levantaba a las 5.30 y a penas lograba mantenerme en pie para vestirme.
Desde que empecé la facultad dejé de peinarme a la mañana, al igual que mi desayuno empezó a limitarse a un té con limón o un mate cocido, y si tenía la suerte de contar con algún alfajor, era para el camino. La ropa dispuesta sobre la cama vacía, la que dejó mi hermana cuando afortunadamente se fue a vivir sola- ahora con su novio Marian. Digamos que no era la gran producción, pero mínimo combinación de colores, tampoco mamarracho.
Esa rutina se mantuvo a rajatabla los 2 primeros años que vivía en mi casa. El tercero, bueno. Ahí aprendí lo que era hacer todo como se pudiera. Si los primeros años llegaba con 20 min de anticipación, los últimos 2 era correr desde L. M. Campos para llegar con escasos 2 minutos- Encima era como la hora pico de los boludos como yo que llegaban tarde, entonces entre el ascensor y las escaleras y la cola de personas en cada lector, terminabas rogando y apurando a los que tenías adelante- Eso fue, claro, hasta que un día me olvidé la tarjeta para registrar asistencia y tuve que pagar otra. Desde ese día mi vida cambió - guaaau-, porque la sobrante se la di a mi mejor amigo y cuando veía que se me hacía tarde le encomendaba que me la pasara. Como verán, la corrupción está en nuestra escencia- y en boludeces como esta. Más tarde ambos portamos clones de nuestras tarjetas universitarias, y los llamados empezaron a ser más frecuentes...
Retomo. Lo único genial de no ser universitaria es no tener que levantarme tan temprano. Aún así, creo que no me molestaría tener que hacerlo de nuevo. El detalle de la ropa, bueno. Sí, es cierto. Vivo más cómoda, puedo sentarme indiecita como tanto me gusta cada vez que mi cola se apoya sobre base plana. Puedo ponerme lo primero que encuentro en el placard, aunque confieso que el jogging no quiero usarlo tanto porque temo acostumbrarme a tan exagerada comodidad. Y todos eramos felices hasta que se me ocurrió ponerme una polera de modal con espandex que tenía por ahí guardada, comprada como mínimo hace 2 años y usada con suerte 1 vez. DIOS. qué tortura. La única ropa de modal que tengo es esta polera y otra más igual, pero de otro color- De hecho siempre pensé que la ropa de modal es lo más horrible que puede haber sobre el planeta, y más de estas con espandex que te hacen notar hasta el lunar de la espalda. Yo que soy chata como una plancha puedo darme el lujo de que me aprieten, total no hay mercadería para ofrecer. Aún así, esta cosa que amatambra definitivamente no sienta porque nos hace ver como un bloque uniforme de tela de color.
Pienso en qué mierda estaba pensando cuando la compré. Peor, pienso en qué mierda estaba pensando para comprar 2 iguales. Y no hay respuesta.
Pero hoy tenía puesto el push up, hacedor de milagros. Entonces ya no era un torso triste, sino que llegaba a verse de perfil que había algo sugerente, aunque nunca exuberante. De repente la polera de modal ya no era mi enemiga.
Todo eso hasta que después de una hora puesta, empecé a tener una leve molestia en el cuello. El cuello de la polera es tan largo que tuve que doblarlo a la mitad, razón por la cual lentamente el mismo mutó en arma letal. Qué molesto. De a ratos se puede apreciar la imagen de quien suscribe estirando el cuello con la vana esperanza de que el espandex ceda y deje de apretar. No fue el caso, se le puede criticar cualquier cosa menos que es de mala calidad.
Un par de horas después, usando esta mismísima máquina, empieza a dolerme la cabeza. No hay dudas, es la polera que de a poco está alterando mi integridad física. Pero mantiene tan bien la temperatura corporal, que por primera vez en varias semanas puedo llegar al baño caliente de la noche sin frío. Y no me la saco.
Me duermo la siesta con la polera puesta. Me levanto y sigo con dolor de cabeza, encima siento que tengo el cuello tirandome la cabeza hacia adelante. Me duele.
Me doy por vencida, yo sabía que no tenía que usarla. Me la saco y quedo en remera. Tengo frío pero vuelvo a estar como nueva.

2 comentarios:

Bicarbonato de Porcelana dijo...

La ropa incomoda, ajustada por demas te acogota las ideas, no te deja ser... estoy de acuerdo.


Y nooo nunca uses joggin porque al cabo de un tiempo estas cuadrada como una vaca! bueno vos sos flaquita por lo que decis, pero esa excesiva comodidad es traicionera para ciertos cuerpos... (ej: el mio)

Ayyyy dormis la siesta con la ropa puesta!! yo soy igual!... Y no me siento como indiecita, pero siempre SIEMPRE cruzo una gamba cuando me siento, la mando abajo del culo... despues me acalambro pero no puedo evitarlo...



Bueno Besitos Flor, hace rato que no pasaba


Jimena

Bicarbonato de Porcelana dijo...

Hola Flor:
Primero: gracias por tu primer comentario, em gusto mucho lo de que va a aparecer aguien que me haga sentir inmortal... suena lindo y es mas o menos como lo pienso yo :)

Segundo: me solidarizo con vos, la verdad es una mierda que te pase eso, se siente como una violacion, es una violacion en realidad... espero que no te haya perjudicado en nada y lo puedas solucionar

Un besote grande

Jimena