miércoles, 5 de noviembre de 2008

The waiting

Si fuese una persona inteligente hubiera dicho que la razón por la cuál me propuse terminar la tesina antes de mi cumpleaños fue, ni más ni menos, que por las ganas tremendas de ir a tomar sol con la llegada del calor. Aún estando blanca, pero no tanto como blanca teta, sólo me limito a decir que la única razón surgida aquél día de principios de octubre fue pura y exclusivamente nerd. Ni pienso revelar la información restante. Tampoco voy a hacer referencia al tema de la inteligencia.
Ponele, cuando hacés cualquier trabajo práctico, así medio para zafar el tema de la nota, la introducción y la conclusión suelen ser basuras de relleno, algo que hacés en una horita o dos. En cambio ahora, mientras espero que me corrijan los últimos dos capítulos anhelando que tengan la menor cantidad de errores posibles porque ya ni ganas de pensar, tengo la dificil tarea de hacer el inicio y el final. Y serían algo más de relleno, pero esta vez con la salvedad que, dado que son las únicas dos partes que suelen leer los del tribunal oral, tienen que estar mejor redactadas que los tres capítulos de adentro.
Entonces me pongo como siempre a redactar, pero ya no sé qué más decir. Todos los capítulos tienen reseñas que explican acerca de qué van a leer, y me cuelgo, y leo todo otra vez. Y estoy enamorada de mi marco teórico, como esas cosas que te resultan tan hermosas que parecen ajenas. Agradezco decir eso, y no ir más a terapia, porque esto sería motivo de análisis sin duda alguna.
Resulta que esta semana me puse nuevamente optimista. Estoy llena de placer intangible, algún lugar del cerebro está proporcionándome cantidades inmensurables de ternura que opto por regalar a mis amigos, y me veo la foto del messenger y me siento así tan indefensa, tan adorable, tan "estirándome en la cama" que me siento omnipresente. Y mi amigo que me dice que soy un angelito, y que me lo creo, por supuesto. Siempre me pregunto qué haría otra persona si yo hiciera x cosa en una situación cualquiera, en este momento me daría un abrazo refuerte.
Sisi, ya sé que quién sabe cuánto me durará, pero me siento tan liviana que ni ganas de hacerme problemas tengo.
Aparte, este año ni pienso hacer balance de los pasados 22 años.

1 comentario:

agustín dijo...

paradójicamente, a la única introducción que le di importancia fue a la de un trabajo inventado: tenía que ir a pasar tiempo con cantantes de colectivos, y me colgué, así que lo inventé todo y me saqué un 7. Pero lo inventé tan bien que me enamoré de mi marco teórico y de las historias que conté, e incluso terminé tocando la guitarra en la calle de las ganas que tenía jaja.

quiero conocer esa foto del msn que te hace sentir tan indefensa! agus.carrara@hotmail.com