lunes, 31 de marzo de 2008

Breve instante de supercalifragilístico optimismo

Estoy cargadísima de pilas. Tengo muchas ganas de hacer cosas, ponerme a leer, encontrar soluciones- hacerme sentir que lo poco o mucho que pueda aportar realmente hace una diferencia. La verdad hacía un tiempo que no experimentaba esa sensación, tal vez tenga demasiado internalizado el descreimiento general. Cada vez cuesta más afirmar que existen las acciones genuinas, como sociedad estamos muy intolerantes y violentos (no sólo de la violencia física hablo).
Y está bueno sentir esto, porque casualmente cuando empezás a proyectar hacia afuera podés darte el lujo de purificarte. Por lo general no me gusta tener a mi alrededor personas muy mala onda, pareciera que eso resulta contagioso. O ponele esas chicas que miran una mina hermosa (en la facultad había muchas modelos conocidas) y les buscan la arruga en el culo, por así decir. Creo que por esa razón me llevo mejor con los hombres, nunca pude participar de esas charlas de sacadas de cuero agudas- de última si hay que criticar prefiero hacerlo por otras razones. Primero porque me fastidia, parece ser que vos no entendés nada por la simple razón de intentar mirar las cosas desde otro ángulo. O mejor aún, con lo mío alcanza y sobra, como para andar perdiendo tiempo en cosas sin sentido-"Lo que natura non da, salamanca non presta" dicen.
Y está buenísimo ser optimista, aún cuando anticipo que no todo será tan optimista. Está bien crecer, saborear qué siente una persona madura. Aprender a manejarse, a expresar lo que uno siente, respetarse. Comprender que ante todo somos individuos capaces de autosatisfacerse, que la vida está llena de sorpresas y todos construimos nuestro propio destino.
A veces, el destino nos busca a nosotros- y en ese caso hay que estar listo para "soltar todo y largarse"... -cómo amo esa canción de Silvio Rodríguez.

No hay comentarios: